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Hola de nuevo un miércoles más, ¿te quedaste con ganas de continuar leyendo sobre los anticonceptivos? Pues hoy toca seguir la marcha a ritmo apasionado porque tenemos datos para rato.

En el artículo de hoy toca comentar los anticonceptivos de barrera. Diciendo esto seguro que te viene a la mente la idea de media plantilla del Real Madrid, colocándose en línea y cubriéndose sus partes nobles para que el jugador que chute la falta no marque gol. Pero por mucho que te apetezca darle un balonazo en la cara a Sergio Ramos los anticonceptivos de barrera no funcionan así, bueno… no del todo, veamos por qué.

Los anticonceptivos de barrera suponen establecer un “muro” que impide que los espermatozoides avancen hasta el cérvix, bien sea bloqueando la carretera que les lleva al ovario o destruyéndolos. Presentan una serie de ventajas que los hace muy atractivos para el uso diario y para los usuarios, tales son: No necesitan de prescripción médica, no requieren una intervención médica especializada o severa, tienen pocos efectos secundarios y reducen el riesgo de contagio de ITS.

Gandalf es un defensor del método barrera

Pero estos métodos no son la panacea a nuestras preocupaciones amorosas ya que no se salvan de algunos “peros”. Los principales inconvenientes que suelen presentar son: Su éxito necesita de un uso adecuado y correcto de los mismos, son relativamente caros, presentan menor eficacia en anticoncepción que los métodos hormonales o quirúrgicos (los veremos en próximas semanas), son un poco corta rollos ya que deben aplicarse justo antes o durante el coito… Pero aunque no sea oro todo lo que reluzca, desde luego sus ventajas ganan de paliza a sus contras.

Dentro de éste tipo de anticonceptivos podemos encontrar los siguientes:

-El preservativo: El rey del mambo en lo que método barrera se conoce. Ya le di un repaso a su historia hace unas semanas (pincha aquí para recordarlo). Y es que nuestro amiguito es el favorito del populacho para frenar la creación de bebés en cantidades industriales ya que enfunda el sable casi en su totalidad, impidiendo que la eyaculación abandone el preservativo, ya que en su base se encuentra un anillo estrecho que embute bien el pene para que no salga nada. Suelen ser fabricados con látex, pero también existen modelos de tactylon, polímero termoplástico y poliuretano. Hoy en día hay condones de todos los tipos, colores, formas, sabores y si te descuidas hasta te dan las buenas noches al terminar el kiki, ¡pero si los hay hasta que brillan en la oscuridad! Genial para los jedis que necesiten entrenar con el sable de luz. Solo añadir que tiene un índice de fallo cercano al 1% cuando su colocación y uso son perfectos, aunque hay estudios que indican que a nivel práctico roza el 14%.

-El preservativo femenino: ¿Has visto alguna vez este plástico que se pone sobre los sofás para que no se manchen? Pues el preservativo femenino es lo mismo. Tiene una forma similar al preservativo pero se aplica en la vagina, cubriendo el interior de esta y parte de la vulva, limitando con ello el contacto piel-con-piel mucho más que el condón, por ello presenta la ventaja de ofrecer más protección contra ITS que el preservativo. Su tasa de fallo cuando su empleo es el adecuado se encuentra entre el 2,6% y el 9,5%. Las versiones modernas están fabricadas de nitrilo y el anillo exterior por el cual se adapta al cuerpo es rígido, a diferencia del elástico del preservativo masculino, para prevenir que se desplace. Su precio por unidad roza los 3€, siendo más caros que los masculinos pero aunque es desechable puede emplearse unas 5 veces (depende del modelo, prácticas y apropiado uso).

-El diafragma: Para ejemplificar sería como el portero plasta que nos impide la entrada al pub poniéndose en la puerta y bloqueando el paso. El diafragma es una pequeña cúpula hecha generalmente de látex o silicona que tiene un su base un aro metálico que se adapta al diámetro del cuello del útero para adherirse a él y generar un vacío, al igual que hace una ventosa, asegurando así que queda toda entrada bloqueada. Requiere colaboración de personal sanitario durante el primer uso, ya que depende del tamaño del diámetro del cuello del útero (hay modelos de diferentes medidas) y además educar en cómo usarlo. Hay que retirarlo mínimo 6 horas tras la relación sexual, aunque si se siguen manteniendo relaciones puede permanecer puesto hasta un máximo de 24 horas. Su uso va siempre acompañado de gel espermicida y debe aplicarse en cada relación, eso sí, un diafragma bien cuidado y conservado puede ser reutilizado hasta 2 años (consultar al proveedor). La tasa de fallo teórica ronda el 3%, mientras que la práctica está en el 20% durante el primer año de empleo. Además se desaconseja usarlo hasta que no han pasado 6 semanas tras el parto o también en caso de prolapsos, ya que pueden no adherirse bien. Tiene baja tasa de prevención de ITS.

-Otros: Por último mencionar el capuchón cervical y la esponja vaginal anticonceptiva. Ambos funcionan respetando el modelo de uso del diafragma, siendo el primer caso un objeto más rígido que actúa de cúpula adheriéndose al cuello del útero y el segundo consta de una esponja suave y blanda que está impregnada de espermicida y que también bloquea la entrada. Presentan bajas tasas de prevención de contagio de ITS y además una eficacia anticonceptiva menor que el resto de sus hermanitos de goma.

Por hoy lo dejamos aquí ¿qué te ha parecido? ¿los conocías todos? ¿hay algo que gustarías compartir? Pues ya sabes, tenemos un cuadradito abajo para cualquier comentario que quieras hacer y si te ha parecido interesante, compártelo en tus redes sociales.

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