Helen Kaplan, la nueva terapia sexual
Helen Singer Kaplan es conocida por el modelo Trifásico en 1980. En él observó que habían tres fases, Deseo – Excitación – Orgasmo, distintas a la versión de la “Respuesta Sexual Humana” de Masters y Johnson: Excitación, Meseta, Orgasmo y Resolución.
Entre sus principales aportaciones se destaca el notable aumento que profundizó en nuestros conocimientos sobre las alteraciones de la fase de deseo. Helen distingue el deseo sexual hipoactivo del deseo sexual inhibido y afirma que las disfunciones sexuales, del mismo modo que las fobias sexuales, están causadas por un único factor: la ansiedad.
La ansiedad interrumpe el ciclo de respuesta sexual. Las alteraciones de la fase del deseo se producen cuando la ansiedad aparece durante la fase del deseo. Los primeros impulsos de la fase del deseo ocasionan ansiedad, lo que suprime el deseo sexual. Helen consideraba que la supresión involuntaria e inconsciente, pero activa del deseo sexual, es la causa inmediata del deseo sexual inhibido.
Las personas suprimen el deseo mediante la puesta en marcha de mecanismos de extinción y pensamientos negativos. Estos pensamientos no tienen especificidad y pueden incluir: características físicas no atractivas de la pareja, comportamientos previos inaceptables de la pareja, pensamientos negativos sobre ellos/as mismos/as y distracciones no eróticas, como preocupaciones acerca del trabajo, de las labores del hogar, de los niños y otras preocupaciones. El miedo al fracaso en el acto sexual también puede actuar como un mecanismo de bloqueo.
Helen consideraba que la ira contra la pareja es una causa habitual de pérdida del interés sexual. Todas las parejas pueden tener enfados en algún momento. La ira por el rechazo sexual puede retroalimentar un círculo vicioso de ira relacionado con la transferencia infantil, de modo que ambos miembros de la pareja se sienten victimizados y heridos.
La evolución futura del conocimiento Sexual, se enmarca en la línea de entender los fenómenos socioculturales que explican las diferencias observables entre ambos sexos, y conocer con mayor propiedad los paralelismos sexuales existentes.
Escrito por Noemi González-Bellés
Licenciada en Psicología
Especializada en Ansiedad, Sexología Clínica y Terapia de Pareja
Col. CV-12338
