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¿Podrías imaginar una relación sexual en la que haya un pene por ahí, y nadie lo estimule? Qué hicieran como que no le han visto. Resulta difícil, ¿verdad?

¿Y el clítoris? ¿Es tan evidente que va a ser estimulado? Espero que sí.

Estas prácticas sexuales de estimulación entrarían dentro de lo que se conoce comúnmente como preliminares.

¿Pero, preliminares a qué?

En las relaciones sexuales heterosexuales “completas, satisfactorias” y un montón de cosas bonitas, la relación sexual se centra en la penetración pene-vagina. En torno a esta penetración, se suele valorar la satisfacción de la relación sexual (genital), siendo así los “preliminares” un calentamiento PREcoito. Esto hace que te llegue la idea de que sin pene, o sin penetración vaginal, no vas a tener una relación sexual “completa”.  ¿Entonces cómo te satisfaces si no hay un pene? Con un consolador.

Consolar
verbo transitivo/verbo intransitivo
1. Aliviar [una persona o una cosa] la pena o disgusto
verbo transitivo
2. Ayudar [una persona] a otra, a que disminuya su pena o disgusto.

¡Qué pena que no haya un pene!

Dado que no es un drama, y que evidentemente puedes mantener una relación sexual totalmente satisfactoria sin su intervención estelar, no es necesario que te consuelen de nada, por lo que consolador no es su nombre más carismático. Se llama dildos, y aparte de ser su nombre, evita toda esa connotación negativa que les acompaña. Es un juguete erótico que puedes utilizar independientemente de tu orientación sexual. Remarco esto debido a que a consecuencia del falocentrismo de nuestra sociedad, hay quien cree que en las relaciones lésbicas el dildo es un sustituto del pene porque ¿Cómo puede ser que haya una relación sexual y no haya un pene por ahí en medio? Inimaginable, sería una relación sexual “incompleta”. Un dildo no tiene por qué tener forma de pene, un dildo puede ser un pepino.

Dildo: Juguete sexual con forma cilíndrica y terminación semiesférica, creado con el fin de la satisfacción sexual.

¿Y tú eres activo o pasivo?

El rol de “activo” y “pasivo” en las relaciones sexuales homosexuales masculinas, se basa en dónde se sitúa el pene, lo que le vuelve a encumbrar como el centro de los encuentros sexuales. Siendo “pasivo” equiparado al rol femenino y por ende un tono un tanto peyorativo, ya que es quien recibe la penetración, ya sea oral o anal y “activo” al rol masculino, el macho alfa, ya que es quien lleva a cabo la penetración. Reflejando así estos roles la heteronormatividad establecida en las relaciones sexuales de dar y recibir, donde el pene vuelve a ser el centro de atención. Si das un abrazo, ¿solo lo das, o lo recibes igualmente? Pues lo mismo.

En este mini texto ha aparecido la palabra pene 17 veces, todo ha girado en torno a la sexualidad del pene, solo has leído acerca del pene, pene, pene. ¿Te ha resultado extraño?

Supongo que no, y es que estas son solo algunas de las consecuencias que refleja el culto al pene. Conocido como falocentrismo. Es un término que aparece en la literatura científica en el año 1927, no me lo he inventado yo. Falo quiere decir pene, órgano viril, miembro genital masculino que viene de Phallos, término griego que significa “lo que se hincha”. El término se refiere a que el pene ha sido considerado siempre un símbolo de dominación y poder, y que el cuerpo del hombre, y la sociedad, está controlada por el pene. Sin ir más lejos, sal a la calle, y verás todas las pintadas que hay de penes, en coches sucios, en persianas, en tu libro de historia, hay penes por todos los sitios. ¡Estamos rodeadas! El lenguaje, “es la polla”, “cómeme la polla”, “por mis cojones”… No se trata de un boicot al pene, sino a que gira todo en torno a él, como si fuera la pieza clave, la llave que mueve y domina el mundo.

Pero ¿Y si se planteara la sexualidad como si fuera la vulva quien engulle al pene?
No, qué tontería, eso no es así.

Un besito!

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