Una copita de más, un polvete de menos.

 

Fin de semana, sales a cenar y tomar algo. Rellenando la copa culito a culito, a lo tonto,  empiezas a entrar en calor, y aquí es cuando se desatan las pasiones.  

El alcohol, este que te da el empujoncito, conocido como el gran estimulante sexual, si te lias no es del todo de fiar. Si bien es cierto que en pequeñas dosis tiene un efecto desinhibidor, el que te invita a decir y hacer,  tiene una doble cara. Facilita la estimulación sexual, pero  a su vez, funciona como un potente depresor del sistema nervioso central, lo que boicotea la respuesta sexual.

Este actúa a dos niveles, por un lado provoca neuropatía y alteraciones de la neurotransmisión, (aquí no nos vamos a meter) y por otro, alteraciones hormonales.

¿Esto qué significa? Que con el paso del tiempo, la ingesta de alcohol provoca una disminución de las neuronas hipotalámicas. Estas, son las responsables de la producción de oxitocina, la cual tiene que ver con la respuesta orgásmica, de ahí la frecuencia de anorgasmia entre gente que bebe en exceso habitualmente.

Existen diferencias de género en cuanto al efecto del alcohol en la sexualidad. 

En cuanto a las mujeres, las concentraciones bajas de alcohol en sangre tienen un efecto intensificador de la libido. Aumenta el deseo, la excitabilidad, y la erección. Además tiene efectos mínimos en la capacidad de respuesta sexual. Pero en cambio, cuando se trata de dosis altas, este provoca una reducción del flujo sanguíneo vaginal, un retraso del tiempo necesario para llegar al orgasmo, menor intensidad orgásmica y puede verse afectada la lubricación vaginal.

En cuanto a los hombres, las concentraciones bajas de alcohol en sangre también tienen un efecto intensificador del deseo, de excitabilidad, y de erección. Pero con concentraciones en sangre más elevadas, las erecciones pueden verse afectadas notablemente así como retrasar la eyaculación.

Por lo tanto, aunque socialmente el alcohol está estrechamente relacionado con el sexo, ya que es muy habitual iniciar un encuentro sexual justo después de haber tomado unas copichuelas, en exceso no son muy colegas.

Como decía un tal Shakespeare en su famoso Macbeth: “El alcohol es un provocador del deseo pero, a veces, impide llevarlo a cabo.” La frase no es muy conocida, pero el si. Y este señor, lo diría por algo.

 

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 Un besito 0,0!

Escrito por Bea. H

Graduada en Psicología. Especializada en Terapia de Parejas y Sexología

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One Comment to Una copita de más, un polvete de menos.

  1. Fátima dice:

    Totalmente de acuerdo con este artículo! Cuando me tomo una copa me pongo cachonda que no veas. A veces se me mojan las bragas tanto que lo noto al bailar en la discoteca. Con cuatro copas es más fácil ligar porque te importa menos con quién. Pero no lo disfrutas tanto.

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