Sexualidad y Juegos Olímpicos: Reflexiones finales

Buenas tardes queridos lectores, con el término de los Juegos Olímpicos de Rio de Janeiro, ha llegado el momento, para nosotros brasileños, de reflexionar sobre como hemos realizado estos Juegos Olímpicos, lo que hemos hecho bien y lo que podríamos haber hecho mejor. De manera general, es consenso que la Olimpiada fue un éxito con una maravillosa participación del público, instalaciones adecuadas para la práctica de las diversas modalidades deportivas, seguridad para desplazarse…

Sin embargo, desafortunadamente, vimos que, en lo que respecta la Sexualidad, el deporte de alto rendimiento (por lo menos el brasileño) no estuvo preparado para afrontar las demandas de contacto/intimidad, necesidades sexuales de algunos deportistas. Ese fue el caso, por ejemplo, de la pelea entre 2 deportistas brasileñas del salto de trampolín sincronizado tras una de ellas haber cerrado la puerta de la habitación con otra persona dentro para un encuentro sexual. La prensa brasileña manejó la situación muy mal, como si desear o mantener relaciones sexuales durante el período de competición fuera un delito, una vergüenza para la deportista o el país. ¿Raro, no? Para mi, por lo menos sí!

Además, teniendo en cuenta que estos Juegos Olímpicos fueron marcados por una gran preocupación con el uso de preservativos, el sexo seguro y la no transmisión de enfermedades sexuales (fueron ofrecidos 450 mil condones, siendo 350 mil masculinos y 100 mil femeninos) para los deportistas en la Villa Olímpica. Mientras en algunas delegaciones el tema sexo no haya sido comentado, en otras el tema no ha sido tabú. Es el caso del deportista de Benín, Yemy Apithy, que cuando preguntado sobre lo que haría en Rio de Janeiro además de competir, contestó: “ Iré a la playa de Copacabana, la Lapa y usaré mis preservativos.”

A nivel de desempeño, desde la Grecia antigua hay consideraciones sobre si la práctica de actividades sexuales influyen en el rendimiento deportivo y si tal influencia es positiva o negativa. Considerando que todavía ni la ciencia tiene claro la afectación del sexo sobre el rendimiento deportivo, creo que se debe permitir a que cada persona (deportista o no) elija individualmente si quiera o no tener encuentros sexuales (mejor si con preservativos a disposición, como en la Villa Olímpica).

Escrito por Vincius Jobim Fischer

Licenciado en Psicología, PUCRS-Brasil. Máster en Ciencias de la Sexología, UAL, España.

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