Las fantasías sexuales

En la respuesta sexual, tanto masculina como femenina, además de los activadores externos (aquellos que recibimos a través de los sentidos, es decir, lo que vemos, lo que escuchamos, lo que olemos, lo que tocamos o lo que saboreamos), también cumplen un papel muy importante los activadores internos.

¿Qué son los activadores internos? Aquellos que provienen del cerebro, que elaboramos internamente, esto es: los sueños y las fantasías. A nivel del cerebro, el hipotálamo es el centro integrador de todos los estímulos sexuales. Pues bien, es igual de importante trabajar tanto lo externo como lo interno. Ambos son fundamentales para una buena respuesta sexual. Tanto es así que, por ejemplo, en el caso de las mujeres que no son capaces de alcanzar el orgasmo (presentan anorgasmia) lo que les suele suceder es que en el momento de pasar la fase de meseta y dar paso al orgasmo, en lugar de liberar su mente y pensamientos y centrarse en su pareja y en sus fantasías, empiezan a dispararse pensamientos de incapacidad o de obsesión por alcanzar el orgasmo, y esto es precisamente lo que impide llegar al clímax. Son pensamientos bloqueantes. De manera similar, los hombres que presentan disfunción eréctil “provocan” la impotencia también a través de sus pensamientos bloqueantes; en el momento en el que tendrían que aparecer las fantasías o concentrarse en la pareja, su mente se inunda de pensamientos de inferioridad, de preocupación…que impiden mantener la erección y llegar al orgasmo. Si estos pensamientos se sustituyen por fantasías sexuales, la respuesta sexual sería la adecuada.

Las fantasías sirven como inductoras internas del deseo. Es una especie de ensoñación que permite al individuo escapar brevemente de la realidad, imaginando situaciones sexuales que nunca va a experimentar o que le gustaría llevar a cabo en algún momento de su vida. Por eso es tan importante cuando fantaseamos liberar nuestra mente y dejar a un lado los prejuicios.

Así que hablemos de fantasías. No fantaseamos con lo mismo los hombres y las mujeres. La mayoría de las mujeres solemos imaginarnos con personas con las que mantenemos algún tipo de vínculo, así que eso de que fantaseamos con Richard Gere suele ser bastante mito. También existen fantasías que tienen que ver con el reemplazo de la pareja (en medio del acto o en las ensoñaciones sustituir a la pareja por otra persona), ser atacada por alguien que se desea…Los hombres, sin embargo, suelen elaborar fantasías a partir de su experiencia personal. Tienen más facilidad que las mujeres para desarrollar fantasías eróticas espontáneas. Las más frecuentes para ellos suelen ser: reemplazo de la pareja establecida, ataque sexual y la observación de la actividad sexual. Entres sus preferencias están observar una relación homosexual entre dos mujeres, después una relación grupal y, por último, una relación heterosexual.

En términos más generales, las fantasías pueden ser: vinculares (con tu pareja), extravinculares (con otra/s pareja/s), grupales (más común en hombres), homoeróticas (con personas del mismo sexo; éstas pueden producir miedo en algunas personas que temen “convertirse” en homosexuales), parafílicas o pseudoagresiones (ser atacada sexualmente por otra persona a la que se admira).

Las fantasías son tan importantes para desarrollar una buena respuesta sexual que constituyen una de las tareas que más se utiliza a la hora de iniciar una Terapia Sexual, escribir o relatar las fantasías que tenemos. Y no todas las personas son capaces. ¿Qué opináis al respecto? ¿Dedicáis tiempo a fantasear?

¡Muchas gracias por leerme!

Escrito por Rosalía

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