¿Física o química?

Química.

Mucha pero que mucha química. Cantidades ingentes de hormonas y explosiones de la hipófisis que se resumen en esa palabra tan sugerente.

Cada vez que experimentamos algún tipo de sensación relacionada con el sexo, nuestro cuerpo desencadena una serie de maravillosas reacciones que nos “colocan”. No mentía el primero que habló del amor como una droga, capaz incluso de crear una sensación equiparable a la del síndrome de abstinencia. Ese querer más. Ese necesitar al otro como si de una adicción se tratase… Pero más allá de esa expresión dramática de “en qué clase de ser irracional nos convertimos cuando nos enamoramos”, existe una explicación meramente científica de qué es lo que pasa en nuestro cuerpo ante determinadas sensaciones.

¿La culpable? La química. En concreto, cuatro hormonas que forman juntas la receta de la felicidad: noradrenalina, serotonina, oxitocina y dopamina. Pero vayamos por orden…

En primer lugar la noradrenalina es ese sofoco del momento inicial, la primera impresión y el primer roce. Esa sensación de calor en todo el cuerpo y ese rubor en las mejillas. Es, por lo tanto, la culpable de las reacciones fisiológicas primarias que experimentamos cuando estamos en presencia de quien nos atrae.

Si seguimos adentrándonos en ese subidón de temperatura inicial, nos encontraremos con la serotonina, también llamada hormona de la felicidad. La gran reguladora de emociones. Desde depresivos hasta eufóricos y felices, la serotonina nos pone a tono. Y vaya si lo hace… no tenemos más que masturbarnos o follar un buen rato para verlo todo con una sonrisa de oreja a oreja, ya que esta amiguita es especialista en el control de la ira y el mal humor.

En el tercer puesto situaremos a la oxitocina, que tomará el relevo de la serotonina una vez liberada esa primera oleada de emociones con nuestra pareja. Ella es la culpable de forjar ciertos lazos “inexplicables” con la persona con la que hemos empezado a compartir tiempo. Es la hormona que más se libera durante un abrazo, una caricia o incluso ante la mera presencia de la persona que deseamos. Es por eso que provoca una sensación de felicidad constante, con un nivel menos exagerado que la euforia de la serotonina, pero igual de fuerte químicamente hablando.

Al final de ese estado de emoción, felicidad y bienestar entre abrazos y sexo salvaje nos tropezaremos con la cuarta y última culpable: la dopamina. Sí, la dopamina, esa droga misteriosa que lleva el amor y que tan locos nos vuelve y nos pone. Esta hormona se libera cuando comienzan las sensaciones de enamoramiento, de enganche, de química prolongada entre dos personas. Pero como toda buena droga, tiene sus consecuencias… mientras está en nuestro mapa todo es fantástico y maravilloso. Estamos plenamente sorprendidos con la otra persona, no alcanzamos a entender cómo alguien puede llegar a gustarnos tanto y somos felices usando la dopamina como una recompensa a recibir ante todo ese torbellino de sensaciones. ¿Y qué pasa cuando se marcha? ¿Es posible que nunca desaparezca esa segregación hormonal que nos tiene en la cresta de la ola? La respuesta no está clara. La dopamina suele liberarse cuando las situaciones piden cercanía, pero también se sabe que existen segregaciones dopaminérgicas derivadas de la excitación mental  o de ciertos pensamientos hacia la otra persona…

Todo esto no es más que un mero intento de ponerle nombre a las respuestas de nuestro cuerpo ante ciertos estímulos. Sin embargo, tanto el amor como el placer o la atracción serán siempre mucho más complejos que la descripción de cuatro hormonas. Al fin y al cabo, el sexo es mucho más que una droga.

 

Beck

Escrito por Beck

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2 Comments to ¿Física o química?

  1. Berta dice:

    Hola! Llevo visitando esta web un par de veces. Estudio 2º de biología en la USC y he de decir que me ha encantado este artículo. Es muy chulo ver cómo al final somos fruto de lo que corre por nuestras venas.

  2. Beck dice:

    Hola Berta ! Encantada de leer a otra estudiante de la USC por aquí. La verdad, me apasiona la neurociencia y por supuesto todo lo relacionado con la biología y el cuerpo humano, por lo que verlo aplicado al sexo es increíble.
    Un saludo

    Beck

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