El hombre multiorgásmico, parte II.

La semana pasada os hablé a grandes rasgos de ese animal casi mítico, soñado por tantos de nosotros y llamado hombre multiorgásmico. Me limité a dar una serie de pinceladas para romper ese mito y bajarnos a todos a la realidad fisiológica y anatómica del cuerpo de un hombre.

Como ya sabéis, eyaculación y orgasmo son procesos completamente diferentes que debido a varios factores y a la poca práctica, se suelen dar casi a la vez.  El secreto fundamental del hombre multiorgásmico es su capacidad de concentración y autoconocimiento, ya que el primero y más difícil de los pasos es aprender a descifrar cuando tu cuerpo quiere tener un orgasmo, diferenciándolo de cuando va a llegar a ese punto de no retorno y, por lo tanto, a eyacular. Una vez seas consciente de que existe un espacio de tiempo entre el orgasmo y la eyaculación  que posibilita tu multiorgasmia, debes aprenderte estas tres frases como si fuesen tu DNI: Control respiratorio, ejercio muscular y control eyaculatorio.

La respiración siempre va a ser lo primero por lo que empieza cualquier ejercicio de autoconocimiento, ya que tenemos la horrible costumbre de respirar solamente hinchando el pecho, y no utilizamos otras técnicas respiratorias mucho más útiles sexualmente hablando. Os voy a hablar aquí de la respiración abdominal, ya que tendrá una importancia vital cuando intentes rebajar tu excitación para no eyacular, o quieras poner conciencia entre ese cosquilleo preorgásmico y la inminente expulsión de semen.

Este tipo de respiración es muy sencillo, y puedes practicarlo en cualquier contexto sin necesidad de que sea sexual. Para respirar usando el abdomen, solo tienes que inspirar  profundamente por la nariz, tratando de hinchar la barriga (no los pulmones como solemos creer), ya que es la única forma de llenar de aire toda la cavidad torácica. Al expirar, solo suelta el aire por la boca, despacio, notando como tu ombligo se mete  hacia dentro y los músculos que rodean tu pelvis se contraen. La clave está en inducir a tu cuerpo a ciertas rutinas, y a enseñarte a ti mismo como puedes respirar en momentos de explosión hormonal para controlar tu reacción sexual.

Si quieres dar el siguiente paso, tendrás que practicar y practicar en diferentes situaciones (sin olvidar, por supuesto la masturbación y el sexo), como controlar tu propia respiración para poder hablar de ejercicios musculares.

Pero dejando a un lado la respiración, todos conocemos los típicos ejercicios para mujeres que ayudan a fortalecer el suelo pélvico o a desarrollar más capacidad de contracción vaginal. Pues bien, aquí es más de lo mismo ya que los hombres, también tienen músculos implicados en el orgasmo y la eyaculación. En este caso el músculo PC o pubcoccígeo, descubierto por Kegel y que es el encargado de contraerse para que el hombre eyacule. Este músculo rodea la próstata, siendo por lo tanto el culpable de que casi toda sensación de orgasmo, acabe de la forma que todos conocemos… eyaculando irremediablemente. Pues bien, uno de los ejercicios más simples para descubrir este músculo, situado entre el escroto y el ano puede hacerse mientras vas al baño a orinar. Recuerda que la uretra es el conducto por donde el hombre expulsa tanto la orina como el semen, así que si tratas de contraer tu músculo pubcoccígeo haciendo fuerza en la zona pélvica, podrás tener conciencia de este músculo y ver como evita que expulses orina. Este tipo de ejercicio también se puede hacer en una situación normal si ya conocías esta capacidad de control de la uretra, ya que simplemente consiste en hacer fuerza, contraer, y obligar por tanto a tus ganas de eyacular a frenarse un poco.

Si avanzamos un poco más y damos el siguiente paso a la respiración y el ejercicio muscular, llegamos al momento de retrasar la eyaculación. Sí, tenemos que aprender a identificar ese punto de no retorno y a retrasarla a nuestro antojo, para permitirnos tener orgasmos sin quedarnos después literalmente vacíos. Hay varias técnicas para retrasar la eyaculación que puedes practicar tanto con tu pareja como sólo, pero quizás estas dos que voy a describir son las más fáciles de realizar.

Por un lado, la técnica de apretar el pene. Cuando creas que es casi imposible no eyacular, además de respirar con tu abdomen y contraer tu músculo pubcoccígeo, intenta agarrar tu pene colocando el pulgar en el glande, y dos dedos en la base. Es el pulgar el que tiene que hacer cierta presión en el pene para intentar rebajar la tensión y por tanto relajar un mínimo la erección. Esta técnica puedes realizarla acompañado si pides a tu pareja que te agarre el pene como si fuera “un manillar de bicicleta”, rodeándolo con su mano y colocando el pulgar en la punta para ejercer presión.

Otra técnica que funciona muy bien tiene que ver con tus testículos. Cuando eyaculas, los testículos se acercan al cuerpo para favorecer la subida del semen hacia la uretra, así que si los separas con tus manos hacia abajo dificultarás bastante la eyaculación. Esto es algo que sorprende a muchos hombres y que resulta muy sencillo, ya que físicamente impides que un líquido suba por un conducto en este caso, ascendente. Si además, complementas esta barrera física con cierto ejercicio muscular de tu pelvis, y una buena respiración, aprenderás a controlar perfectamente tus orgasmos y eyaculaciones.

Ahora sólo te queda disfrutar de tus orgasmos, de ti y de todo ese potencial sexual que todos tenemos dentro. ¡A por ello !

 

Beck

Escrito por Beck

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