
¿Hay que follarse las mentes?
La semana pasada apareció el siguiente texto en mi timeline de Facebook, ya cuenta con más de 6.000 likes y casi 3.000 veces compartido:
“Me pone saber que tu mente es inquieta. Que te pongan las letras, la música, el arte. Me pone tu creatividad. Que a nada estimulante le digas que no…me pone que cuestiones al mundo, que no des nada por sentado, que vulneres el orden. Me pone que empujes tus límites y que empujes los míos, que me dejes sin aliento, que me dejes deseando más.
Me pone cuando sabes cosas que yo no sé, y me las explicas, y me haces cómplice. Me pone que tus ideas me penetren, que tus palabras me violenten, me transgredan y me atraviesen. Me pone que sepas leerme. Que entiendas mi idioma. Que me pilles el humor…me pone que creas que sabes poco y que te falta aún por saber. Me pone que te conozcas tan bien que sepas entenderte, entenderme, y que siempre busques saber más. Que te comprometas con tus ideas y que no te de miedo cuestionarte o discutir…
Fóllame el cerebro, el cuerpo luego seguirá” Mariella Villanueva.
Te guste o no, desde luego no deja indiferente, de hecho me ha venido a la cabeza un término cada vez más generalizado:
«Sapiosexual, atracción sexual por la inteligencia del otro».
Nada nuevo, ya en el siglo 380 a.c. el filósofo Platón, en el clásico diálogo sobre el amor de El banquete, se refiere al amor como una escala que comienza con la belleza del cuerpo, para después acercarse hacia las ideas y la gente que muestra una inteligencia privilegiada y bella, Platón consideraba la belleza del alma más importante que la belleza del cuerpo.
Actualmente numerosos sexólogos consideran que esa seducción a través de la intelectualidad puede hacer que el acto sexual sea de mayor calidad ya que esa inteligencia despierta un deseo que se traduce en la parte más física. Ya te contábamos la semana pasada la importancia de tu cerebro durante el acto sexual, él es el director de orquesta; desde luego para los sapiosexuales el cerebro puede llegar a ser el principal órgano sexual.
Te consideres sapiosexual o no, es evidente el peso de “la cabecita” en las relaciones humanas, en el acto sexual y en esos orgasmos que despiertan a todo el vecindario.
Sin embargo, seguro te sonarán frases como: “con esta tripita no le gustaré”, “se te va a pasar el arroz”, “necesito ser bonito para ser feliz”. Cada vez más proliferan clínicas centradas en la imagen, aumento de pechos, reducción, reconstrucción quirúrgica de los pilares del himen, remodelación de los labios vulvares para rejuvenecerlos, devolver a la zona anogenital la coloración sonrosada, aumento del punto G, la lista es larga…
Sí, el físico es importante, por supuesto que tienes que cuidarte, mimarte y sentirte bonito, ahí justo está la clave, “sentirte”, de poco te servirá un blanqueamiento anogenital si el director de orquesta, el cerebro, no se encuentra bien.
Así que no te olvides de mantener en forma tu mente, hay que follarse las mentes, tu cuerpo, seguro, te lo agradecerá.
¡Feliz fin de semana!
Sere Casañ Guzmán
[…] un poco esta hipótesis en el artículo escrito por mi compañera Sere donde hablaba sobre la sapiosexualidad. Porque a fin de cuentas, la belleza es un estado de ánimo y el ser atractivo es una actitud. […]