Reescribiendo el sexo en tu lengua

Imagina por un momento que estás con tu pareja en una habitación ideal, donde no existe límite alguno de tiempo para el disfrute con quien tenéis al lado. No hay guión, ni reloj, ni prisa. No existe meta alguna a conseguir ni objetivo sexual que cumplir, así que podéis probar vuestros propios límites y habilidades sin más preocupación que el placer.

El marco es idílico y vuestros sentidos e instintos van aflorando.

Os dejáis llevar por la belleza de un precioso techo de madera. La brisa corre por una ventana cercana a la cama a la que adorna un pequeño balcón y las sábanas os rozan al ritmo que os vais desnudando, tan lentamente que el sonido de la ropa al caer es casi imperceptible.

Tras miles de roces y besos cada vez más intensos (y algún que otro mordisco), tu acompañante desciende por tus pechos y pezones erectos, besa tu ombligo y lame cada trocito de piel hasta llegar a tu cadera, donde se para y te mira inquiet@. Os miráis fijamente y tú le sonríes… vas a enseñarle exactamente cómo hacerte estallar de placer usando poco más que su lengua y las ganas que os tenéis.

Le dices que te bese el muslo mientras te agarra la cadera con sus manos, como si tú fueras lo más interesante que existe en el mundo y sólo tuviera dedos para ti. Así, poco a poco, se va acercando a tus labios más externos, por los que primero paseará para después empezar a lamerlos despacio. Mientras su dedo índice va tocando la entrada de tu vagina, la boca va acercándose a tu excitado clítoris sin llegar a rozarlo. Se va a quedar ahí unos segundos, respirando con fuerza a apenas un milímetro de ti y haciéndote desear lo que vendrá después. Notas como cada vez estás más mojada por el efecto de sus manos cuando de repente su lengua comienza ya a rozarte. Hace una especie de círculos que comienzan a darte un ritmo de excitación interesante y que van plenamente acompasados con sus dedos entrando en ti. Nuevamente se aleja un milímetro para observar y vuelve a lanzarse hacia tu clítoris, esta vez haciendo movimientos circulares más intensos.

Durante unos segundos, deja de masturbarte con la mano y comienza a lamer toda la zona vaginal que estaba estimulando mientras te acaricia la ingle con tu mano como guía. Vuelve a masturbarte y eleva de nuevo su lengua a tu clítoris ahora para lamerlo como hacía con tus labios. Sientes que por algo dicen que la lengua es el músculo más fuerte del cuerpo humano mientras comienza a lamer de abajo hacia arriba rítmicamente. Cuando te das cuenta ya es demasiado tarde: estás estallando de placer en un orgasmo de los más intensos que habías sentido en tu vida… “ Y eso que el sexo oral sólo es un preliminar”.

Ahora lo entiendes, has descubierto que la palabra sexo es mucho más que cuatro letras y que, para ti, esas letras llevan implícita la tranquilidad de no buscar la meta disfrutando de cada juego. No existe un fin, ni una técnica mejor o peor…Toda relación sexual puede ser plena si estás siendo algo y alguien que te gusta… Y el sexo oral es, especialmente, uno de los mejores aliados para dar placer a las mujeres sin necesidad de una penetración, reformulando el concepto de “preliminar”.

Ya sabes, róbale sesenta minutos al reloj y prueba tus propias posibilidades siguiendo esa pequeña historieta o algunas pautas que te suenen interesantes, seguramente descubras y descubráis que hay infinitas posibilidades para hacer gemir de placer a una persona. Déjate sorprender por el potencial sexual que todos llevamos dentro.

-Beck, Psicóloga-

Escrito por admin

Valora este artículo

Puntuación de 5 con un total de 1 votos.

Share This:

encuesta de sexualidad

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.