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Muy buenas. Tengo 24 años, soy de Granada, heterosexual y supongamos que me llamo Romero. Empezaré dejando las bases bien asentadas: soy una persona con diversidad funcional que no tiene sexo. Voy a serte sincero, cuando se me propuso la posibilidad de colaborar en este blog se me preguntó el por qué quería hacerlo; a lo cual mi respuesta fue la siguiente:

“Seré claro. Soy una persona con diversidad funcional y la razón de colaborar con vosotros es la de poder encontrar de alguna forma la manera de poder conocer a alguien con quien poder mantener relaciones. A día de hoy la única posibilidad a mi alcance es la prostitución y trato por todos los medios evitar tener que recurrir a ello. He intentado a través de asistentes sexuales pero no he conseguido nada.
Por otro lado dar voz a los que estamos en esta situación.”

Permíteme que empiece por el principio que de alguna forma es el final. No tengo sexo y eso me preocupa. Hasta el día de hoy no lo he tenido y, como te dije anteriormente, trato de evitar tener que pagar para tenerlo. Tras mucho pensarlo llegué a la conclusión de que igual no era tan mala opción y que, ante todo, no le iba a hacer daño a nadie haciéndolo. Créeme que fue tal el convencimiento que tenía de ello, que sólo un contratiempo de última hora lo evitó. Pero no se me va de la cabeza el pensamiento de que yo no me merezco tener sexo de manera tan fría e impersonal. Aunque, claro, esa opción siempre va a estar ahí.

Todo esto me entristece. Puedo entrar en eso de que lo importante está en el interior pero me parece muy cansino. Quiero tener sexo y no sé cómo. Soy alguien muy descarado a la hora de relacionarme con los demás, excepto cuando se trata de estos temas. No cuento con las armas suficientes para afrontar algo así. ¿Qué se hace? ¿Qué se dice? ¿Cómo se tiene que comportar uno? Yo que sé, tú… Yo que sé.

No soy idiota. De verdad que no. Aunque el mundo se empeñe en asociar una enfermedad física con una mental. Y la peor parte es que da igual cuánto te superes que te seguirán tratando igual. En serio, no soy idiota. Tengo mis estudios, soy escritor, tengo un libro publicado y, sobre todo, sé vivir. A pesar de todo tengo mi humor y no me arrepiento de cómo soy, en general me gusto así. Pero eso no basta para las mujeres.

Quiero tener sexo y no sé cómo.

Ahora déjame explicarte la parte en la que sí fui un poco idiota. Hasta hace poco más de un año nunca me había planteado de forma seria tener sexo. ¿Por qué? Porque estaba totalmente convencido de que era algo que no iba conmigo. Eso era de los demás. De alguna forma yo no me merecía tener sexo porque… Me lo creí. Fui idiota y me convencí de que follar era para otros. Me menosprecié durante muchos años. Y de eso sí me arrepiento.

Hasta tal punto de que no quería hablar con nadie del tema. E incluso llegando al extremo de que no quería mantener conversaciones sobre sexo (en general, las que se pueden tener con los amigos). Es cierto que hoy en día no es mi tema de conversación favorito pero lo tolero e intento integrarme aunque, entiéndeme, me cueste mucho. Siempre me he sentido fuera de todo esto… Para mí el sexo no es normal más allá de las masturbaciones. Que alguien me diga o hable sobre su vida sexual es como “guau, ha… ha… follado.” Me impacta. Para mí no es normal y quiero que lo sea.

Quiero tener sexo y no sé cómo.

Quiero tener sexo y me arrepiento de no haberlo querido tener antes.

Gracias por escucharme, y si estás en una situación similiar a la mía por favor se tú mismo. No seas idiota, no merece la pena.

Y si puedes ayudarme, te estaré eternamente agradecido.

Romero. Granada.

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