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Muy buenas, gorriones. Esta semana llego un poco tarde, lo siento; pero para ser sincero estoy empezando a quedarme falto de ideas. A eso súmale que tengo otros proyectos entre mano que me restan tiempo, pero eso no es escusa para volver aquí cada semana durante un rato. Y así seguirá siendo mientras me quede tinta en el tintero.

El sexo no es el único medio de placer. Así, directo a la yugular y sin avisar (no va a ser todo un ‘tú sigue que yo te aviso’). Si, amigo y amiga, existen otros medios de placer y existen otros tipos de placeres. ¿O acaso no encuentras placer en el alma con una canción? ¿Una poesía? ¿Una cerveza? ¿O incluso en una ruptura? Como cantaba Javier Krahe: no todo va a ser follar.

Hace unos días me encontré con alguien que me contó el relato de un hombre que pagaba sólo para que lo acariciasen. Por cuestiones físicas en él el uso del pene es nulo: ni penetraciones, ni felaciones… Sólo caricias. Como en la película de Intocables en la que el hombre con diversidad funcional obtenía placer sólo acariciándole las orejas.

Creo que más de uno podrá decir que ha habido gestos de cariño que han merecido más la pena que un orgasmo como tal. Los orgasmos duran segundos (pocos, pero que se le va a hacer) mientras que la sensación de súmmum obtenida a través de un abrazo, de un dedo posándose sobre nuestro pecho como si bailase, una mano meciendo nuestro pelo o simplemente escuchar… Todos esos placeres duran minutos, horas, días, semanas… Como ese perfume que se agarra a la almohada durante largo tiempo.

Y es ahí cuando se alcanza el orgasmo como persona. El climax del alma.

Eso. Eso, también es placer.

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