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¿Alguna vez habéis oído hablar de la retroeyaculación del hombre? Es un método en el que actúan varios músculos contrayéndose y así se evita la eyaculación, lo que provoca no perder la erección y mantener relaciones coitales durante más tiempo. Antes de nada, es importante tener en cuenta que la retroeyaculación no es un método fiable de anticoncepción, porque la eyaculación es algo involuntario muy difícil de controlar y siempre se puede correr el riesgo de expulsar alguna gotita. ¡Ojo!

La retroeyaculación consiste en evitar expulsar el semen a través del entrenamiento de los músculos pélvicos, es como «cortar la eyaculación», así que no debemos confundirla con la eyaculación retrógrada la cual tiene lugar cuando el fluido que va a ser eyaculado (el semen), que normalmente sale a través de la uretra, se redirecciona a la vejiga y ésta es la que actúa. De manera que el esperma no iría hacia la vagina ni hacia el aparato reproductor femenino. El esperma estaría concentrado en la orina de la siguiente micción. Pero si la eyaculación retrógrada (o retardada) se convierte en un hábito y/o en la respuesta sexual general del hombre, puede llegar a considerarse una disfunción sexual (“el hombre que nunca se corre”). Tampoco debemos confundirla con la técnica de marcha atrás en la que sí hay eyaculación pero fuera de la vagina o del orificio de la penetración.

Volviendo a la retroeyaculación, muchos hombres recurren a su entrenamiento para “durar más en la cama”, porque consideran que eyaculan muy pronto o porque se lo pide su pareja. El entrenamiento en retroeyaculación es similar al de la eyaculación precoz, así que el objetivo común es estirar más tiempo la erección y, en consecuencia, llegar más tarde al orgasmo y a la eyaculación. Como veréis en muchos titulares de Internet, sirve para potenciar el orgasmo. También se habla del hombre multiorgásmico,  aquel que consigue tres o cuatro orgasmos sin eyacular a través de esta técnica.

¿Cómo se entrenaría la retroeyaculación? Uno de los ejercicios que se utiliza para conseguirla es la masturbación, el ejercicio de parada-arranque, que consiste en lo siguiente: se comienza la masturbación y se mantiene durante un tiempo y, en el momento en el que se advierta el menor aumento de tamaño en el pene, se detiene la masturbación. Pasados unos segundos se reinicia el ejercicio hasta percibir ganas de eyacular, ahí nos detenemos. Transcurrido un tiempo reiniciamos el ejercicio hasta completar cuatro prácticas (cada vez se aguanta un poco más, dos o tres movimientos más, antes de detener la masturbación) y es ahí cuando, finalmente, el hombre puede dejarse llevar y eyacular. Con este ejercicio estamos trabajando la duración de la erección y la contención de la eyaculación. Otro ejercicio utilizado también para el mismo efecto sería entrenar los músculos del suelo pélvico (los mismos que utilizamos para orinar), a través de la práctica de tensión-relajación, ejercicio que se llama de Kegel (adjunto una fotografía con uno de estos ejercicios). También podría utilizarse el anillo para el pene que se colocaría en la base del mismo durante la masturbación y que bloquearía la transmisión de sangre haciendo cada vez más grandes los vasos sanguíneos del pene y prolongando la erección.

¿Existe alguna desventaja de practicar la retroeyaculación? Simplemente no abusar de ella, puesto que el cuerpo no está eliminando fluidos que pide eliminar y no está siendo un proceso natural. Pero directamente, con entrenamiento y concentración, no provocaría ningún daño.

¡Muchas gracias por leerme!

Escrito por Rosalía

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